Esta inmersión, mal llamada «Las 4 Cuevas» ya que en realidad son 5 las que visitamos, está situada fuera de la Reserva Marina, justo al Oeste de la entrada a la bahía de Fornells.
Fondeamos la embarcación frente a un saliente de tierra al lado de un desprendimiento de rocas ocasionado hace años por la caída de un rayo (de ahí el nombre «Es Racó des Llamp«, el Rincón del Relámpago). Nos dirigimos hacia el saliente de roca debajo del cual se halla la entrada a la primera cavidad, de forma triangular, con un fondo arenoso a 14 metros de profundidad. La cueva es oscura por lo que se hace necesario llevar focos con los que podremos investigar cada rincón en busca de gambas, cangrejos, cigalas, langostas e incluso algún congrio. Al dirigirnos hacia la salida nos encontramos a nuestra derecha una segunda salida y un túnel, sólo apto para buceadores expertos, que nos conduce tras un par de recodos hasta una cámara de aire donde podremos sacar la cabeza y observar las formaciones.
Una vez fuera de la cueva nadamos hacia el Este, manteniendo siempre el acantilado a mano derecha, y vamos visitando cada una de las cavernas que nos van apareciendo a lo largo del recorrido, unas más grandes, otras más pequeñas, pero todas ellas igual de interesantes. Aparte de las cavernas, el lecho marino está repleto de bloques rocosos de gran tamaño que en ocasiones nos permiten meternos bajo ellos para luego salir por otro agujero, haciendo las delicias de los buceadores más inquietos. Al estar situados fuera de la Reserva la vida marina no es tan abundante pero podremos ver sargos, salpas, algún mero despistado y en ocasiones, algún banco de serviolas.
Una vez visitadas cuatro cuevas llegamos a nuestra última parada, un entrante de mar en tierra que nos ofrece un largo pasillo a la derecha tras el cual vemos una entrada de luz, y a nuestra izquierda un agujero oscuro que es donde nos dirigiremos. Aquí nos toca dejarnos caer hasta la profundidad máxima de la inmersión, 17 metros, y tras atravesar una termoclina se abre ante nuestros ojos un majestuoso arco que nos conduce directamente hasta el pasillo que habíamos observado anteriormente. Merece la pena detenerse durante el ascenso y volver la vista atrás para ver a nuestros compañeros pasar por el arco con un contraluz espectacular.
Al llegar al pasillo giramos a la izquierda hasta encontrarnos con una pared que deberemos subir hasta alcanzar los 5 metros, momento en el cual comenzaremos un nado a esa cota hacia la barca y que aprovecharemos para hacer la parada de seguridad.
